27.10.07

La multiluna

Fue una luna asesina la que me dijo que eras tu quien me asesinaría. Sentado en un banco, la noche en una plaza no es como se pudiera creer, un multisistema de sentidos que disfrutaban los espectáculos alrededor de la luz que se colaba entre las hojas de los árboles de la sombra oscura, temblorosa y desenfocada. Placita, plazoleta, plazoletina o hasta boulevard.

Una noche hubo dos lunas, tres lunas cuatro lunas, tu cara, la luna y tus tetas, (pierdo la cuenta), divinas entre mis manos. Congeladas en refrigeradores que albergaban más, pero no como esas lunas-tetas tuyas.

Noveles percusionistas intentaban conseguir el ritmo, asesinando a la luna, haciéndola preferida, consintiéndola para disfrutar quemándonos con su luz, como explotarse el flash en la cara, como hacerse un fotopase.

Como pensar que la luna no es sino el cuero de un tambor.

Cinco tetas, la multiluna, y contando.

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